Atrincherados en la nube de los deseos los sí esperan a que les demos cabida, a que los dejemos volar. Nubarrones grises se interponen, los aprisionan, por temor, indecisión, o simplemente por no ver con claridad el camino a seguir. Lo claro es que si no suma que no reste. En esa puja por decidir, entran en nuestra vida conceptos y personas que en realidad no tienen demasiada cabida, sería atinado preguntarnos si agregan algo , si aportan de alguna forma a nuestro día a día, y lo más importante es que no nos quinten tiempo o energía, elementos que en la medida que pasa la vida se hacen más escasos y necesarios. Evidentemente, de lo malo, de lo difícil es donde más aprendemos, porque desde las cicatrices nos fortalecemos, y resurgimos como el Ave Fénix. Sin embargo, está en cada uno no desaprovechar cada instante, cada día en el que tenemos un sinfín de oportunidades para sumar, para elegir y hacer que cada momento sea irrepetible y mágico. Quizás aquí radique la mayor dificultad, por