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¿CUÁL ES TU PRÓXIMA PARADA?

Nuestro tren recorre un largo camino, en cada parada ingresan y bajan pasajeros, experiencias, sensaciones, vendedores ambulantes, embusteros, amigos y compañeros.

No todas dejan el mismo sabor, pero todas forman parte de nuestro andar. Algunos trayectos muy gratos, otros no tanto, y es así que, como dice Antonio Machado, “al andar se hace camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.

En este recorrido, nos tropezamos con sensaciones y pasajeros que realmente marcan la diferencia, que dan sentido a nuestras vidas, congratulan el alma, nos hacen respirar profundo y percibir los aromas más exquisititos del aire, como los colores más hermosos de la naturaleza. Ellos se presentan de la mano de la solidaridad, el compañerismo, el amor, la fidelidad, la confianza y el apoyo incondicional.

El amor, una parada en la que merece la pena detenernos. Somos capaces de darlo y recibirlo, de diferentes maneras, todas hermosas por cierto. Lo importante es estar abiertos a él, a través de un corazón capaz de vibrar y sentir sin miedo, porque cuando aparece no hay nadie que lo pueda disipar.

La sabiduría se presentará acompañando a los que son pacientes, inteligentes, íntegros, y no será obra sólo del producto de los años, si bien ellos serán un factor de incidencia, también podrá aparecer de la mano de personas jóvenes. Este encuentro nos permitirá crecer como personas, aprender que nunca es tarde para adquirir nuevos conocimientos o experiencias. Siempre sumarán en nuestro trayecto.

Otro esencial encuentro será con la voluntad y el tesón, sin ellos nada será posible en la vida. Para lograr cumplir nuestras metas y proyectos se requiere poner todo lo mejor de sí con mucha energía y dinamismo, con constancia, pues de lo contrario permaneceremos estancados en el mismo lugar.

La fe una parada fundamental, ingrediente necesario en cada acto de nuestra existencia, a través de la cual volarán los sueños, los anhelos, tan alto como queramos, sólo es cuestión de sentirla y darle cabida. De este modo, brillará la creatividad acompañada con la fantasía y la magia contagiosa que existe en cada uno de nosotros.

La alegría y la sonrisa, dos aliados poderosos que permitirán mirar con optimismo el devenir y harán más sencillo el hecho de enfrentar cualquier problema. El sentido del humor aparecerá también otorgando el positivismo imprescindible para inyectar el impulso necesario para que el tren no se detenga.

Mas algunas paradas no son gratas, al encontrar a la desilusión vemos una figura clásica que se presenta en muchos puntos del recorrido, pues son numerosas las situaciones y las personas que nos defraudan, quizás por haber confiado demasiado, o tal vez por haber puesto en ellas expectativas equivocadas.

El dolor y el desengaño surgen de forma inmediata tras la aparición de la desilusión, pues son sentimientos que están íntimamente conectados.

Los vendedores de espejitos de colores abundan en varios trechos del camino, son los que nos venden un buzón sin demasiados miramientos y, donde nos descuidemos, sin el menor cargo de culpa.

Algunas veces aparece esa mano sincera, desinteresada, que está dispuesta a ayudarnos sin pedir nada a cambio, porque nos quiere, nos aprecia, y pretende colaborar desde el cariño, respeto y admiración que siente por nosotros. Aquí el café será gratificante, pues no nos sentiremos solos, y veremos que también existen buenas personas en este mundo egoísta, materialista que olvida mirar a su alrededor, que piensa en primera persona y vive del mismo modo.

Una parada compleja, el destino, pues aquí nos enfrentaremos con lo que vamos forjando para dirigirnos en cierto rumbo, pero aparecerán situaciones y personajes totalmente ajenos a nuestra voluntad, que podrán torcer ese camino de manera inusitada e inesperada. Pero no nos debemos dejar amedrentar por su cara de desafío, provocadora, azarosa, porque a la larga las causas de su aparición nos mostrarán su dentadura blanca y brillante.

En los días lluviosos y grises, la melancolía se colará por pequeñas fisuras, penetrando lentamente sin pedir permiso. Se sentará a nuestro lado y comenzará a hablar del tiempo pasado, de personas y circunstancias que ya no nos acompañan pero que han dejado una importante huella en nosotros. Deberemos evitar su permanencia en demasía pues puede amargarnos y opacar el día.

Junto al primer rayo de sol de la mañana se hará presente la gratitud, por ese nuevo día, porque la naturaleza es hermosa, y porque la vida merece la pena vivirla con intensidad hasta las últimas consecuencias. Esta sensación nos cargará los pulmones de aire fresco, renovador, colmado de notas silvestres que permanecerán en nosotros de manera tal que podamos valorar en la debida forma todo lo que nos rodea.

La soberbia y la vanidad, con su altanería, se harán presentes con la cabeza erguida llevándose todo por delante, harán caso omiso a los consejos, advertencias, pues con su omnipotencia avanzarán sin el menor atisbo a detenerse, aún en momentos que sean necesarios o imprescindibles. A ellas las seguirán el egoísmo, la crueldad y avaricia.

Sin embargo, la humildad llegará en contrapartida, con su perfil bajo, y el corazón grande abierto a todos los que puedan requerir su presencia. Arribará en silencio, tranquila, sin hacer alarde de su presencia, su sola permanencia abrirá paso a la gratitud en cada individuo.

La impaciencia, acompañada de la falta de tiempo y el estrés se presentarán ocasionando estragos, y provocando múltiples dolencias a nivel físico y mental. Serán causantes de muchos problemas, algunos de gran entidad.

La soledad, con sus prendas oscuras y sus ojos cansinos, se unirá en un intento por separarnos de todo lo que nos rodea. Debemos cuidar que no se instale en forma cómoda y placentera, porque su larga permanencia incidirá directamente en nuestras emociones, en nuestro estado anímico.

El rencor, con su cara llena de amargura, cargado de odio, intentará que no nos reconciliemos o perdonemos, con su aire victorioso, sólo dará muestras de ser un pasajero cargado de mezquindad, que no logra vivir en paz consigo mismo, por eso en lo posible decirle buenos días, por cortesía y seguir de largo.

Quizás, si nos detenemos a escuchar al rencor, de su mano surja el sentimiento de venganza o revancha, pero todos en última instancia solidarizados en valores que nos lastiman.

La tranquilidad, con su piel suave, su mirada serena, nos permitirá abrir nuestra mente a la reflexión, a la meditación, a esa pausa tan necesaria para encontrarnos con nosotros mismos.

Y en este trayecto, tomaremos contacto con los elementos de la naturaleza: con el aire, el agua, la tierra y el fuego. En sus distintos estados y formas, darán tonalidades, perfumes, sensaciones, que disfrutaremos con todos nuestros sentidos, siempre y cuando estemos dispuestos a apreciar lo que tenemos delante de nosotros.

Podremos saltearnos paradas, pero en el trayecto las situaciones y los personajes se harán presentes, lo importante es estar bien parados, para afrontar con valentía lo que se nos presenta día a día, de modo de estar tranquilos que hicimos todo lo que estaba en nuestras manos, y si no fue así, siempre estamos a tiempo de revertir un acontecimiento.

Finalmente, cuando las escalas sean reconfortantes, abrirán en nosotros la esperanza, con su tibieza envolvente, como la mano de una madre que acaricia con toda dulzura a su hijo.

Las paradas son múltiples así cómo las consecuencias, ¿te pusiste a pensar cuál será tu próxima parada?

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