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LOS SUFIJOS MÁS USADOS


Los sufijos carecen de sentido cuando hacemos caso omiso al consejo que estos especialistas puedan aportar o sugerir, cuando la empatía parece cruzar a la vereda en que todo se lo lleva el viento, y quedan sólo las estadísticas sonando en nuestras cabezas como sentencias, y las personas se convierten en números y datos fríos, en los que el dolor y el sufrimiento de millones de personas alrededor del mundo parece no tener sentido.

El sufijo “ologo” pone énfasis en determinadas profesiones, estudios o prácticas, es una variante del sufijo griego “logo” que indica que indica ser "estudioso o especialista en una materia o ciencia". Aquí en nuestro país los “todólogos” se han afianzado desde hace muchos años, mientras que los politólogos se han vuelto esenciales próximo a cualquier período electoral. Sin embargo, a partir de la declaración de la Pandemia Covid-19 quienes han tomado un real protagonismo han sido los virólogos.

Gracias a esta Pandemia hemos conocido numerosos y prestigiosos profesionales que vienen trabajando desde hace mucho tiempo para dar luz a la investigación y a las ciencias, al avance de la salud y la medicina, pero para la mayoría de nosotros eran totalmente desconocidos hasta ahora. Sus consejos han comenzado a escucharse en cuanto cepas, vacunación, aislamiento, blindaje, sin embargo, por momentos se les hace caso omiso a sus declaraciones y consejos.

Blindar abril o mayo, ha quedado atrás, el dilema de Shakespeare: “ser o no ser”, parece ser parte de esas preguntas cotidianas; ¿me vacuno o no?, ¿hago cuarentena o no?, ¿contagio o no?, ¿me quedo en casa o salgo?, ¿sigo como si nada? o ¿ya da todo lo mismo?, ¿llegamos a un punto sin retroceso, o todavía podemos hacer algo?

Quizás a quienes esta pandemia les hizo perder algún ser querido ya tengan mucho más claras las respuestas, o estén sumidos en un dolor tan profundo que pensar no sea una opción, porque ahora sólo hay lugar para el duelo, o tal vez tengan algo para decir que nos pueda ayudar a buscar una salida.

Es increíble como un en país tan pequeño y con un número tan limitado de habitantes la Pandemia se nos haya ido de las manos. Comenzamos siendo un buen ejemplo, y ahora somos uno de los peores ejemplos. Esto lleva a preguntarnos: ¿por qué llegamos hasta aquí?... y cada cual tendrá su explicación o al menos intentará comprender este gran nudo en el que nos encontramos todos metidos.

Más allá del sufijo, creo que deberíamos prestar más atención a lo que cada especialista desde su profesión puede aportar para salir de esta pandemia: virólogo, infectólogo, psicólogo, tricólogo, politólogo, sociólogo, antropólogo, … personal de la salud: médicos, enfermeros, laboratoristas, vacunadores… y todos los integrantes de la Humanidad, independientemente de su profesión o labor que puedan colaborar en una salida, son bienvenidos, pero trabajando en forma mancomunada, en que la prioridad es tejer una gran red de contención y ayuda, y no una lucha de intereses políticos y económicos.

¿Quiénes se benefician con esta Pandemia, quiénes ganan, y quiénes pierden? Y volvemos de regreso al dilema de ser o no ser, o al famoso binario, o la dualidad del blanco o negro. Ojalá los matices, y los grises aparezcan en las respuestas.

Los sufijos carecen de sentido cuando hacemos caso omiso al consejo que estos especialistas puedan aportar o sugerir, cuando la empatía parece cruzar a la vereda en que todo se lo lleva el viento, y sólo quedan estadísticas sonando en nuestras cabezas como sentencias, y las personas se convierten en números y datos fríos, en los que el dolor y el sufrimiento de millones de personas alrededor del mundo parece no tener sentido.

Andrea Calvete

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