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ETERNO ENTUSIASTA

El entusiasmo se contagia, se palpita, se desliza suavemente en la medida que lo dejamos emerger y ser, que le permitimos expresarse y brillar. Quizás su permanencia dependa en gran parte de un esfuerzo personal y constante.

No perder el entusiasmo es uno de los desafíos más importantes que se nos presenta cuando nos disponemos hacer cualquier cosa en la vida. Sin embargo, cada cual a su ritmo logra descubrir esa llama que lo hace vibrar y palpitar de modo de ser un eterno entusiasta.

Uno de los condimentos básicos para el entusiasmo es mantenernos enamorados de lo que nos proponemos, porque cuando uno hace algo con pasión, con encanto, se mantiene enfocado, enérgico, dispuesto a traspasar barreras, a resolver obstáculos y a continuar sea como sea.

De esta forma, no queda lugar para bajar los brazos, para los no puedo, para las dudas que paralizan, o para las palabras que desaniman, por el contrario, surge un dulce especial y casi afrodisíaco, como es la creatividad. Cuando la creatividad se hace presente, quedan atrás las dolencias, las preocupaciones, parece detenerse el reloj en busca de esa idea, palabra, color o nota que dan ese toque mágico a lo que estamos haciendo.

Pero si bien la creatividad es un gran aliado para el entusiasmo, la paciencia es uno de los pilares más importantes a la hora de que permanezca constante y duradero. El diario vivir generalmente nos lleva a impacientarnos, a perder esa capacidad de espera, de constancia, de esfuerzo, de especial esmero para avanzar en el espiral de la existencia por momentos tan intricada y laberíntica.

Del griego ancestral emerge la palabra "entusiasmo", como un susurro de los dioses antiguos que sostiene un secreto: "Dios está dentro de ti". En la noche de los tiempos se narraba quien era entusiasta era poseído por una deidad, su alma protegida por sabiduría y fortuna. Solamente los espíritus llamados entusiastas eran capaces de desafiar a los vientos y superar las pruebas que el destino les ofrecía. Afrontaban lo imposible con valentía y lo vencían con la lanza de la resolución. Así, el misterio del entusiasmo les confería la destreza de resolver todo lo que se les presentaba por delante con la ilusión encendida.

Por eso para que el entusiasmo se mantenga resplandeciente, hay que elegir la madera adecuada que permita mantener la llama viva, de allí que todo lo que se haga con amor nos permitirá trascender cualquier límite o frontera, para así poder ser un eterno entusiasta dispuestos a sorprendernos y descubrir lo mejor de cada día.

Andrea Calvete

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