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¿DÓNDE QUEDA?


¿Dónde queda la elocuencia cuando la realidad nos bofetea día a día? Andan desencontradas las ilusiones, los abrazos perdidos, y los besos olvidados en un cajón. La palabra Covid paraliza y acapara todos los escaparates, nos maneja como marionetas y nos tiene a su merced sin miramientos.

¿Dónde queda la esquina llena de niños jugando, o la mesa en dónde siempre había un motivo para compartir algo? Todo lo que nos preguntamos dónde queda, anda por allí no en el lugar de siempre, pero sí a la espera de poder volver.

¿Dónde quedan las ilusiones, la esperanza, la luz? Seguramente un destello habita en nuestro corazón apretado por el sufrimiento y el dolor de estos días.

El Covid- 19 nos ha acercado a esa conexión existente entre la Tierra y la Humanidad, como seres humanos conectados con la naturaleza participamos de su salud y de su enfermedad. Al respecto el teólogo Leonardo Boff nos lleva a reflexionar:

“El Covid-19 nos hace recuperar nuestra verdadera humanidad, aunque sea ambigua por naturaleza.

Ella está hecha de amor, de solidaridad, de empatía, de colaboración y de la dimensión humano-espiritual que da el debido valor a los bienes materiales, pero que le da mucho más valor a los bienes intangibles.

Los materiales los dejamos atrás, los humano-espirituales los llevamos más allá de la muerte, pues constituyen nuestra identidad definitiva.

Cuanto más amigables sean nuestras relaciones con la naturaleza, y más cooperativas las relaciones entre nosotros, más se vitaliza la Tierra. Nos curamos juntos y juntos celebramos nuestra convivencia terrenal”

¿Dónde queda el mañana? Depende de cada uno de nosotros, del compromiso, entrega y responsabilidad con que sigamos lo que queda de trayecto.

Andrea Calvete

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