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¿CÓMO TRASCENDER UN PELDAÑO?

¿Quién no ha perdido la calma alguna vez? Seguramente muchísimas veces ha quedado lejos de nosotros, nos ha abandonado y ocasionado grandes problemas. Porque quien habla cuando está fuera de sí , no dice ni hace lo que debería, se deja conducir por su enojo o alteración. Sin embargo, lentamente trascendemos etapas y nos superamos en busca de mejorar.

¿Por qué perdemos la calma?¿Acaso el termostato salta fácil por el calor?, ¿O simplemente el poco aguante se ha puesto a jugarnos una mala pasada?... preguntas que solemos hacernos cuando decididamente nos desconocemos al dar algunas respuestas.

Seguramente, “hoy no tengo un buen día”, sea una de las respuestas más frecuentes a esta simple y repetida pregunta. Aunque me arriesgaría a decir que la respuesta está relacionada íntimamente con un yo personal que sólo cada uno de nosotros conoce, o al menos intenta descubrir día a día.

La calma se pierde gradualmente, el problema que cuando nos damos cuenta que la hemos perdido del todo, quizás ya sea tarde porque dijimos lo que no teníamos que decir o hicimos lo que no debíamos hacer. Uno de los principales síntomas cuando perdemos la calma es que nuestro cuerpo comienza a tensarse, el corazón puede latir más acelerado, y también puede elevarse nuestra temperatura corporal. Ante estos indicios es importante hacer una inspiración profunda para bajar los niveles de tensión.

Creo que a nadie le gusta sentirse tensionado, con dolor de cabeza o de espalda, sin embargo luego de varias situaciones en las que no logramos mantener el equilibrio, nuestro organismo comienza a cobrar factura. Del mismo, al no estar de muy buen humor comenzamos a discutir con quienes nos rodean por las cosas más insignificantes.

Quizás la calma se pierda por múltiples motivos, pero está en cada uno ver la forma de no desestabilizarnos a la mínima de cambio. Al respecto, tomarse los problemas con humor suele ser de gran ayuda, reírnos de ellos nos alivia,  porque liberamos endorfinas y le quitamos importancia a la situación,  y vemos que lo que nos ocurre no es tan grave como pensábamos.

La flor de loto o rosa del Nilo suele crecer entre el lodo, entre las impurezas, para flotar y ver la luz desarrollándose con perfección y gracia, también suele representar la pureza del cuerpo y el alma. Su belleza transmite paz y una energía muy especial, sobretodo en días donde se pierde con facilidad la calma.

Posiblemente, ningún mar en calma hizo a un experto marinero, por eso después de mucho navegar deberíamos poder crecer entre las aguas embarradas como lo hace la flor de loto y mostrar nuestra mejor sonrisa desde el corazón, convencidos que hemos trascendido un peldaño en la escalera de nuestro crecimiento personal.

Andrea Calvete



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