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SE DESPIDE Y SE VA

Entre idas y vueltas, alegrías y tristezas, sonrisas y llantos, cansancio y descanso, así se ha escapado el año. Cuentan que se ha puesto sus mejores galas para despedirse, algunos no lo quieren saludar pues les ha marcado duramente, otros lo abrazan sonrientes porque la alegría ha tocado sus puertas. Sin embargo, no falta quien lo deja ir con indiferencia y una pizca de hastío porque ha sido monótono y aburrido.

A él no le importa demasiado la postura que tomemos cada uno de nosotros, se despide y da paso a otro nuevo ciclo, que viene lleno de energía y con el ánimo cargado del que recién empieza. Desde luego, a esta altura del año el cansancio y el agotamiento son parte del atuendo que por más que quiera disimular el transcurso del tiempo lo lleva incorporado.

El balance lo tiene pronto casi pronto, el 31 cierra y se va. Del mismo modo cada uno de nosotros podemos mirar hacia atrás y analizar cómo han transcurrido estos doce meses que finalizan. Cuenta el 2016 que ha sido invitado a nacimientos, recibimientos, festejos de todo tipo: cumpleaños, parejas que se forman, amigos que se encuentran. Pero también ha transitado por momentos difíciles, partidas de seres queridos,  rupturas de parejas y familias, perdidas de trabajo, enfermedades, guerras, desastres geográficos y tantas dolencias. No todo ha sido color de rosa, porque como la vida misma el año ha tenido que caminar por baldosas blancas y negras, y desde los grises ha logrado luego llegar a encontrar la armonía necesaria para continuar.

Hace pocos días una señora indignada ha tocado a su puerta y le ha recriminado que ha sido un año terrible, que ha perdido el trabajo, que ha enfermado, que no ha tenido tregua. El año 2016 la ha escuchado atento y preocupado le contestó: “¡Cuánto lo siento!, mi intención no ha sido hacerte sufrir, creo que de todo esto debes fortalecerte y no debilitarte, si mal no recuerdo has pasado por años peores y los has superado, eres una mujer resilente nadie va a poder contigo y menos yo, un año que te he te ha puesto piedras en el camino. Si no me falla la memoria has tenido años de dicha en tu vida trata de volver a ellos para recobrar la energía que hoy te hace falta y sigue el camino lo mejor está por venir”. La mujer con los ojos llenos de lágrimas lo abrazó y lo besó, le dio las gracias y lo dejó marchar sin rencor en su corazón.

Andrea Calvete

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