EL DESAPEGO: ¿UN CAMINO POSIBLE?
Día tras día, año tras año, incrementamos el número de experiencias vividas, el conocimiento, el camino recorrido, así como la posesión de objetos algunas veces totalmente innecesarios. Así, sin quererlo, nos encontramos excedidos de cosas que no nos hacen falta. ¿Pero por qué nos cuesta deshacernos de lo que consideramos parte de nuestra vida?
Se trata de un tema de desapego, de dar valor a lo que realmente importa, trascendiendo principios de pertenencia, lugar o espacio, porque el corazón aloja lo que verdaderamente es distintivo.
Del mismo modo los objetos que tienen un valor afectivo, en realidad son cosas representativas, que el único lugar en el que tienen cabida es en el alma.
El desapego está relacionado con soltar todo aquello que nos hace prisioneros, dependientes, esclavos en nuestro propio camino. Un simple ejemplo es cuando respiramos no podemos al inhalar mantener indefinidamente esa inspiración, pasado unos segundos la soltamos y exhalamos. Al igual que nuestro organismo es una máquina perfecta en el Universo se cumplen las mismas leyes que en él. ¿Por qué desobedecer al orden natural? ¿Por qué no ser libres y volar como los pájaros?
La primera respuesta que me viene a la cabeza es el miedo que generalmente se presenta en forma natural ante situaciones que nos provocan incertidumbre y desasosiego, nos gustaría prever todo. Sin embargo, no hay que olvidar que el modelo social del siglo XXI nos ofrece soluciones inmediatas y mágicas para casi todo, ante esta premisa de vida el sentirse infalible es parte del paquete puesto ante los ojos.
Asimismo, la sociedad de consumo que nos inculca en forma permanente nuevos “productos imprescindibles” para nuestras vidas, y así cada día se “generan nuevas necesidades”, de modo que lo accesorio se transforma en algo “útil y primordial” ¿Cuándo y en qué momento decir basta al consumo, cómo poner un freno de mano, y poder consumir lo que uno realmente quiere?
A estas preguntas sumaría: ¿Por qué cada día se ven personas más insatisfechas y desdichadas dada la cantidad de ofertas posibles?
¿Por qué es necesario soltar, desapegarnos?
Cuando algo que nos afecta realmente, nos hace ver que no somos todo poderoso, infalibles, tomamos consciencia de quienes somos realmente. Entonces, se tornan intrascendentes todas esas cosas a las que nos apegamos día a día, entendemos que estamos de paso y que la vida es devenir, cambio permanente, entonces hay que acompasarlo.
Acompasar los cambios significa sentirnos libres como para tomar las decisiones necesarias en el camino, superando miedos, dudas, temores, y no dejarnos cegar por destellos del camino, luces que sólo enceguecen y nos apartan de nuestra ruta.
Algunas veces nos apegamos a las relaciones, a los trabajos, a los hogares, a las pertenencias materiales… y perdemos de vista que somos un diminuto punto en el Universo. De pronto, sentimos que estamos desperdiciando el camino, las oportunidades, y que el exceso de equipaje se cobra ya en cualquier aeropuerto del mundo ¿Pero, por qué?
Sencillamente, los recursos naturales son finitos y escasean, cada vez somos más personas en el planeta, donde unas pocas viven en la opulencia mientras otros millones mueren de hambre y miseria. Probablemente cada vez que demos vuelta la cara al problema existente hagamos que la subsistencia del Planeta sea menos probable y efectiva.
Quizás al exceso de equipaje, sea necesario agregar las mochilas emocionales que nos acompañaron a lo largo de la vida, y desechar todo lo que realmente no nos haga falta. Caminar livianos de equipaje hace el recorrido más libre y fructífero.
Se trata de un tema de desapego, de dar valor a lo que realmente importa, trascendiendo principios de pertenencia, lugar o espacio, porque el corazón aloja lo que verdaderamente es distintivo.
Del mismo modo los objetos que tienen un valor afectivo, en realidad son cosas representativas, que el único lugar en el que tienen cabida es en el alma.
El desapego está relacionado con soltar todo aquello que nos hace prisioneros, dependientes, esclavos en nuestro propio camino. Un simple ejemplo es cuando respiramos no podemos al inhalar mantener indefinidamente esa inspiración, pasado unos segundos la soltamos y exhalamos. Al igual que nuestro organismo es una máquina perfecta en el Universo se cumplen las mismas leyes que en él. ¿Por qué desobedecer al orden natural? ¿Por qué no ser libres y volar como los pájaros?
La primera respuesta que me viene a la cabeza es el miedo que generalmente se presenta en forma natural ante situaciones que nos provocan incertidumbre y desasosiego, nos gustaría prever todo. Sin embargo, no hay que olvidar que el modelo social del siglo XXI nos ofrece soluciones inmediatas y mágicas para casi todo, ante esta premisa de vida el sentirse infalible es parte del paquete puesto ante los ojos.
Asimismo, la sociedad de consumo que nos inculca en forma permanente nuevos “productos imprescindibles” para nuestras vidas, y así cada día se “generan nuevas necesidades”, de modo que lo accesorio se transforma en algo “útil y primordial” ¿Cuándo y en qué momento decir basta al consumo, cómo poner un freno de mano, y poder consumir lo que uno realmente quiere?
A estas preguntas sumaría: ¿Por qué cada día se ven personas más insatisfechas y desdichadas dada la cantidad de ofertas posibles?
¿Por qué es necesario soltar, desapegarnos?
Cuando algo que nos afecta realmente, nos hace ver que no somos todo poderoso, infalibles, tomamos consciencia de quienes somos realmente. Entonces, se tornan intrascendentes todas esas cosas a las que nos apegamos día a día, entendemos que estamos de paso y que la vida es devenir, cambio permanente, entonces hay que acompasarlo.
Acompasar los cambios significa sentirnos libres como para tomar las decisiones necesarias en el camino, superando miedos, dudas, temores, y no dejarnos cegar por destellos del camino, luces que sólo enceguecen y nos apartan de nuestra ruta.
Algunas veces nos apegamos a las relaciones, a los trabajos, a los hogares, a las pertenencias materiales… y perdemos de vista que somos un diminuto punto en el Universo. De pronto, sentimos que estamos desperdiciando el camino, las oportunidades, y que el exceso de equipaje se cobra ya en cualquier aeropuerto del mundo ¿Pero, por qué?
Sencillamente, los recursos naturales son finitos y escasean, cada vez somos más personas en el planeta, donde unas pocas viven en la opulencia mientras otros millones mueren de hambre y miseria. Probablemente cada vez que demos vuelta la cara al problema existente hagamos que la subsistencia del Planeta sea menos probable y efectiva.
Quizás al exceso de equipaje, sea necesario agregar las mochilas emocionales que nos acompañaron a lo largo de la vida, y desechar todo lo que realmente no nos haga falta. Caminar livianos de equipaje hace el recorrido más libre y fructífero.
Andrea Calvete