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VISTÁMONOS DE BUEN HUMOR

“El buen humor es una de las mejores prendas de vestir con las que puede cubrirse nuestra sociedad”.

Cargados de múltiples actividades, todo se hace más llevadero si enfrentamos la vida con nuestra mejor cara, con esa prenda de vestir que es válida y accesible a todos, y se denomina buen humor.

Tenemos distintas opciones a la hora de empezar el día, pero nos favorecerá echar mano al buen humor, a un sentido positivo, que haga de este camino un lugar agradable, donde cada desafío se convierta en un emprendimiento cargado de energía, alegría y entusiasmo.

Según Víctor Hugo “la risa es el sol que ahuyenta el invierno del rostro humano”, y asimismo nos une en contacto fraterno con quienes nos rodean. No hay nada más lindo, sincero y simpático que perderse en la risa, ese rato nos inunda de alegría y de placer.

Paul Reboux señala que “el humor consiste en tratar a la ligera las cosas graves y gravemente las cosas ligeras”, y no deja tener razón el quitar gravedad o peso a las situaciones es parte de tomar perspectiva, de analizar, de pensar. Del mismo modo, que el poder mirar con otro rigor las situaciones pasajeras conlleva a realizar un profundo trabajo crítico.

Y en definitiva, el humor viene de la mano de la autocrítica, y es maravilloso poderse reír de uno mismo, es un reflejo de flexibilidad y apertura. Los seres humanos tendemos a cerrar muchas veces los ojos, y miramos tan sólo lo que queremos ver, en definitiva sometiéndonos a un mundo acotado, sin demasiadas posibilidades, no más que las que nuestra propia inflexibilidad nos permite.

El humor, una maravillosa prenda de vestir que nos dispone a asociar situaciones agradables, a adoptar una actitud positiva ante la vida. Asimismo, es un alimento para el alma, que la nutre y fortalece ante las distintas alternativas que se presentan a diario.

Es sinónimo de inteligencia. El humor no sólo es divertido sino que lleva al éxito en la vida. Al respecto, José Martí expresa que “el humor ríe con un ojo y llora con el otro”.

La risa es un instrumento que colabora día a día a mantener el buen humor, y que nos otorga salud física y mental. Según el neurocientífico Pedro Marijuán, la risa es "un medio extraordinario del cerebro para eliminar el desorden y los desajustes de información", que surgen por ser "animales del lenguaje". En definitiva es un gran analgésico.

Y aunque la risa forma parte de ese buen sentido del humor, no es el único factor determinante, también deberán estar presentes la buena disposición, la energía, el dinamismo, la solidaridad, el compañerismo, la bondad y la gratitud, para que al convivir con nuestros semejantes sea posible un trato cordial y armónico.

Las personas alegres, enérgicas y entusiastas, irradian en su rostro un imán contagioso que nos carga de positivismo, de ganas de hacer, de energía vital para efectuar nuestras tareas diarias.

La rutina sin humor se hace tediosa, abrumadora, pesada, donde parece que el ambiente se carga de una atmósfera viciada, por eso es necesario ventilar y abrir todas las ventanas para que el aire se purifique. Oxigenados ya, es hora de vestirnos con esa hermosa prenda, que no es costosa, ni sofisticada, por el contrario es sencilla y campechana, recibe el nombre de buen humor.

Cuando existe el sentido del humor, surge también el chiste, una inyección contagiosa en el diario vivir, que nos carga de vitalidad, dinamismo y alegría.

El chiste forma parte de nuestra naturaleza humana, mejora el pensamiento, lo fortalece, así como también nos produce placer, nos permite liberar instintos y tendencias de la vida anímica.

Según Lipps (Komik und Humor), el chiste es “la comicidad privativamente subjetiva”, es decir aquella que “hacemos surgir, que reside en nuestros actos como tales". Denomina chiste a “todo aquello que hábil y conscientemente hace surgir comicidad”.

Para Fisher “la libertad predomina el chiste, y el chiste es un simple juego de ideas”

En tal sentido, Freud parte de estos dos autores para analizar al chiste y su relación con el inconsciente. Luego de un análisis exhaustivo de ambos, argumenta que “la brevedad del chiste es con frecuencia el resultado de un proceso especial que en la expresión verbal ha dejado una huella en la formación sustantiva”.

De esta forma, detrás de los chistes surge el sentido y el desatino, el desconocimiento el esclarecimiento, y de esta serie de controversias se manifiesta algo oculto y escondido que es lo que realmente nos provoca risa.

Para su realización se pueden condesar palabras, emplear el doble sentido, pero siempre apostando a la tendencia de ahorro como carácter fundamental del chiste.

A través de un pensamiento normal, o través del contrasentido, depende de la reacción que despierta en el oyente. Algunos tienen voces en sí mismos sin fin y no se hayan al servicio de una intención, en cambio cuando sí lo hacen se convierten en tendenciosos.

Asimismo, “el chiste- aunque el pensamiento que contenga carezca de todo propósito- no carece nunca de tendencia, pues persigue una segunda intención, la de mejorar el pensamiento, fortificándolo, y asegurándolo así contra la crítica”, explica Freud. De este modo, se lo coloca enfrente de un poder limitador y coercitivo, el juicio crítico.

Más allá de la producción del placer, es un factor de poder psíquico donde los grandes instintos y las tendencias de la vida anímica lo toman al servicio de sus fines. Un excelente medio, para extraer placer de los procesos psíquicos, pero no todas las personas se encuentran igualmente capacitadas para servirse de ellos.

A través del humor, se puede hacer una fuerte crítica a la realidad, así lo han hecho Quino y Fontanarrosa, dos ejemplos en el mundo gráfico, donde detrás de cada sonrisa siempre hubo un intento o búsqueda por la reflexión y el cuestionamiento sobre la actualidad, el mundo en que vivimos y nuestras grandes fallas.

De este modo, vestidos de buen humor, las horas se harán más gratas, las tareas más sencillas, y las obligaciones menos tediosas. Pero, a pesar de ser una prenda muy económica y al alcance de todos, es importante dejar de lado los sentimientos que nos amargan, angustian, enojan, que generan odio o rencor. Es imprescindible despojarnos del bagaje negativo, porque si les damos paso, entonces la alegría, la risa, el entusiasmo, la energía y el dinamismo, quedaran ocultos, sin posibilidad de salir a la escena.

Finalmente, quienes sean capaces de incorporar una alta dosis de alegría, risa y humor, podrán hacer de cada día un día especial y único, que llegado a su fin nos dejará una sensación de bienestar y placer.

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