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EL CALEIDOSCOPIO DE LA VIDA


A través del caleidoscopio de la vida las imágenes reflejan sus colores, traslucen sus figuras, dan forma a lo que el ojo humano observa y a su vez lleva consigo la carga emotiva que cada persona le pone desde su universo de posibilidades.

Cada realidad de vida es diferente para cada uno de nosotros, sin embargo, cuando uno se detiene hablar con otra persona alcanza a ver que tiene tantas cosas en común que le unen, experiencias similares que le acercan y, a su vez, amplían el crecimiento individual.

Los diferentes colores y formas suelen sorprendernos, maravillarnos y algunas veces preocuparnos, porque exceden a nuestra comprensión y aceptación. Como seres humanos intentamos tener todo bajo nuestro control, sin embargo nos tropezamos y caemos infinidad de veces, hasta que comprendemos que cada piedra y cada obstáculo son parte del aprendizaje de la vida.

Aunque en ese camino solemos enfrentarnos a una gran piedra puesta por el propio hombre: la intolerancia. Un personaje muy arrogante, lleno de razón y sin demasiado criterio, que circula a toda velocidad corriendo detrás de su verdad única e irrefutable y lastimando a todo el que se le cruza. La tolerancia es el primer paso para lograr la ecuanimidad, es el punto de partida firme para comenzar a dominarse y controlarse a uno mismo.

Quisiera de detenerme y preguntar ¿por qué cada vez somos menos tolerantes? , ¿es que acaso así se nos educa?, ¿es lo que se nos inculca a través de los medios de comunicación? , ¿son las pautas que marcan la sociedad de consumo?... y los cuestionamientos podrían continuar. Sin embargo, creo que todos tenemos parte de responsabilidad en este tema.

El caleidoscopio genera imágenes, colores y formas que se suceden a “piacere” del observador, aunque cabría destacar que el estado anímico y el momento personal que el individuo viva serán parte de esa realidad que alcancemos a percibir.

La política es un tema siempre presente en la sociedad,  algunas personas defienden sus ideas con mucho fervor, olvidando, que todos tenemos derecho a pensar diferente y debemos ser respetuosos y tolerantes aún en las disidencias. Los diálogos inteligentes, con altura, son los que permiten sentarnos en una mesa a intercambiar ideas, a reflexionar, aunque finalmente sigamos en nuestra postura de inicio. Lo más importante es no olvidar que no podemos ni debemos colonizar al otro.

El juego óptico que permite el caleidoscopio es maravilloso, similar a la infinidad de posibilidades que puede manejar un ser humano ante las diferentes situaciones que debe enfrentar cada día. En tal sentido, lo que estemos dispuestos a ver, a descubrir o crear dependerá en gran parte de la fuerza de voluntad, de la creatividad, del entusiasmo y energía que pongamos en cada proyecto y labor que emprendamos, evidentemente para luego poner en práctica el trabajo y el compromiso.

¿Hacia dónde vamos? , ¿hacia dónde nos dirigimos?, ¿alcanzamos a ver que le estamos dejando a los que están y vendrán?. Todas estas preguntas son claves para manejar esa diversidad de colores y formas que serán el sostén de nuestra propia existencia. Para algunos, finita, porque la vida termina aquí con el último suspiro y para otros, inmensamente infinita. Sin embargo, más allá de estas posturas no olvidemos que trascendemos en el alma y en el corazón de los que quedan, en quienes hemos marcado una pequeña huella con nuestro accionar.

Probablemente si abriera distintos caleidoscopios para aportar a esta vida soluciones y propuestas, mucha gente se anotaría y colaboraría con entusiasmo. Les propongo diseñar mentalmente algunos caleidoscopios: uno para los sueños, otro para la esperanza, otro para los sentimientos más nobles y otro para que solidaridad aflore en cada uno de nosotros. Todos en la trascendencia de los que nos diferencia y nos desune, en el afán de complementarnos y unirnos para generar entre todos una labor que pueda colaborar a establecer un mundo más justo y equitativo.

Los sueños son parte de la motivación que tiene el ser humano, lindan con esa hermosa utopía que jamás debemos perder o dejar de perseguir, porque ellos son el oxígeno de la creatividad y del vuelo de cada ser humano.

La esperanza, el color más grato que se instala en el corazón humano, el que le da la posibilidad de aplacar los dolores, las frustraciones y pesares, para poder continuar ese camino tan fascinante que es la vida con sus claros y oscuros. Lo importante es lograr, a pesar de los pesares, que los colores claros iluminen nuestra alma.

Los sentimientos más nobles surgen de la mano de la libertad y la tolerancia. Cuando ambas emprenden el camino surgen el respeto, la igualdad y la humildad, dando cabida entonces a la fraternidad entre las personas, ya que somos semejantes que convivimos bajo el mismo sol y cielo. Por lo tanto, debemos bregar por una convivencia pacífica y armoniosa, aunque suene bastante utópico.

La solidaridad, una palabra algunas veces olvidada, otras veces utilizada en forma demagógica, está presente y es imprescindible. Necesitamos los unos de los otros para poder llevar a cabo el movimiento más pequeño del día, quizás si recordaran aquella película “Cadena de favores” verían que un acto solidario se puede convertir en una gran cadena en la que la solidaridad estará siempre presente.

"Bajo la sombra del ombú", un cuento de lo que somos capaces de ver a través del caleidoscopio de la vida:

Una tarde de calor Juan Speranza tomó su caleidoscopio, se sentó debajo de un gran ombú y empezó a maravillarse con la infinidad de imágenes que lentamente iba descubriendo. La fresca brisa y la copiosa comida que recién había ingerido le hicieron quedar dormido en paz bajo aquella sombra prodigiosa.

Los colores y las formas comenzaron a volar en la cabeza de Juan. Se encontraba en mundo muy colorido, donde la alegría reinaba, la música se colaba por las rendijas y la gente parecía caminar feliz, sin prisa, ni problemas. No entendía ¿dónde estaba?, pero algo era cierto: de allí no se quería mover.

Juan se preguntaba constantemente- ¿Por qué aquí no hay problemas y todo parece ser dicha? Finalmente, un hombre se acercó a él y le dijo- Creo que tu gran inquietud no es lo que ves aquí, el gran problema eres tú, mientras no cambies tu forma de ver el mundo seguirás sumergido en la parte más oscura, sólo depende de ti que en tu alma aflore la parte más clara.

Entonces, el sol que comenzó a dar en el rostro de Juan Speranza lo despertó, y sintió que debía pararse rápidamente para llevar a cabo aquellas palabras tan sabias que aquel misterioso hombre había compartido.

Prestemos atención, abrámonos a todas las posibilidades, aristas y colores, sepamos volar sin miedo, con el anhelo de ser libres, auténticos y sinceros antes que nada con nosotros mismos, para luego poder brindarnos a los demás de la mejor manera. Como dice Helen Keller: “¿Por qué contentarnos con vivir a rastras cuando sentimos el anhelo de volar?”.

El caleidoscopio de la vida es un instrumento maravilloso si logramos de él rescatar los mejores colores, imágenes, los mejores momentos y sentimientos para compartirlos con cada persona que tenemos a nuestro lado, de esta forma podremos forjar un pequeño y, a su vez, gran cambio tan importante y necesario para nuestra sociedad del siglo XXI.

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