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Mostrando las entradas de junio, 2015

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COLORIDO RINCÓN

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Ramilletes floridos en una pequeña esquina, son una pizca de alegría para las miradas en este invierno. Traen a nuestras retinas los colores que se ausentan invadidos por el gris y la neblina, a ritmo de un melancólico bandoneón que suena de fondo. Desbordantes de colores y aromas, traspasan las imágenes y sonidos que los circundan, entibian el paisaje urbano, mientras esperan que alguien los elija para decorar un rinconcito de su hogar. Como las notas musicales, las flores embellecen los días, los minutos, esparcen su delicado aroma, perfuman el alma y los sentidos, algo adormecidos por las bajas temperaturas y los avatares de la vida. Las flores tienen esa generosidad de embellecer el entorno y a la vez llegar a tocar con delicada sutileza las fibras que han quedado mustias, casi por resquebrajarse. Sin embargo, ellas con suavidad y esmero logran colocar una sonrisa. Andrea Calvete

MNEME

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Retraída por el frío corría, su piel erizada y violácea se entumecía, mientras los recuerdos azotaban confusos y escurridizos. El chisporrotear del fuego le hacía retomar el sabor de lo que ya no se percibía, había quedado oculto, como petrificado por el hielo polar que azotaba el aire. Destellos luminosos entibiaron el ambiente, latidos acelerados rompieron los silencios, comenzaron a discutir las ideas que elevaban su voz por prevalecer unas sobre otras. Cuentan que en Esparta quien gritaba más fuerte tenía la razón, pero aquí ocurría todo lo contrario a pesar de la leyenda. Sobrevino la calma, la luz se fue escurriendo por entre las ventanas, los rayos comenzaron a calentar la habitación. Los recuerdos se sosegaron con las caricias del sol, él los fue seduciendo lentamente, como una amante lujuriosa y los dejó sometidos a su ardiente calor. Mneme sentía que el frío la perjudicaba, al igual que los recuerdos que le ocasionaban sufrimiento, ya no eran parte de  su camino, era

EN FUGA

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Fugarse a una dimensión única y apasionante, no es muy costoso ni sofisticado, algunas veces forma parte de trascender la realidad que asfixia o simplemente cansa porque es pura rutina. El abstraerse a un espacio, requiere de involucramiento, entrega, creatividad, del convencimiento de querer navegar en las profundidades más intensas y desconocidas, para encontrar eso que no sé ve, tan intangible e infinito que la mente se perturba con el hecho tan sólo de no poder dimensionarlo. En fuga se paran los deseos, los anhelos más profundos, en los que el tiempo y espacio pierden su identidad, porque es un momento en el que se traspasan minutos, sutilezas, hasta lo más minucioso queda desvanecido con ese goce que proporciona esa dimensión en la que nada duele, todo es dicha y placer. Una dimensión en la que parecen contenerse los latidos y la respiración, en el que se abandona el cuerpo cansado y el alma dolorida y se los deja volar libremente, sin miedos, sin impedimentos, el vien

POCO Y NADA

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A veces imaginamos, prevemos, y olvidamos que existe un plan, del que somos parte, pero al que desconocemos. De pronto, suceden determinados hechos y al mirar en perspectiva no podemos salir del asombro, ¿qué es lo que estamos viviendo, por qué no puedo hacer nada por cambiarlo? Sin embargo, poco nos sorprende o desilusiona a cierta altura de la vida. Aunque el sufrimiento de un ser querido es algo que desespera, logra sacarnos de nuestro yo más armónico, con ese sabor a desilusión y amargura que impera, cuando es poco y casi nada lo que podemos hacer. Poco y nada, que palabras desgraciadas, infelices, sin gracia, ni vigor, desprolijas y venidas a menos. Así son ellas, dos vocablos que no estimulan en lo más mínimo, por el contrario saben a escasez, pobreza y desencanto. El hacer poco y nada, porque la misma vida así lo ha dispuesto, nos deja sentados en una silla mientras ocurre todo aquello que quisiéramos cambiar y sin embargo, sucede muy a nuestro pesar. Placentera ha de

LOS ALUDES DE LA VIDA

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En el correr de nuestra existencia, los aludes se presentan en forma permanente, como pruebas y obstáculos que debemos atravesar, como inmensas montañas por traspasar, o enormes mares que cruzar. Todo es cuestión, de persistencia, esfuerzo y perseverancia. Quien ante el primer impedimento baja los brazos, posiblemente quede estancado en esa dificultad por mucho tiempo, y desate terribles tempestades sobre si mismo. Aludes que nos entierran debajo de una inmensa capa de nieve, nos aplastan, asfixian, sin embargo intentamos incorporarnos en busca de oxígeno para no sucumbir ante el inmenso peso que ha caído en nuestro ser. De diferentes colores, espesores e intensidades, algunas veces nos agarran a cubierto, y otras tan desprevenidos que nos arrastran tan lejos que al poder tomar contacto con la realidad no sabemos ¿a dónde hemos llegado? Entonces, no somos conscientes de dónde estamos parados. ¡Qué sensación de inseguridad e inestabilidad, qué desasosiego profundo nos genera