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EL SECRETO DE LA PLENITUD



¿Cuándo, dónde y cómo llega la plenitud?

Una pregunta sencilla pero que a la vez encierra múltiples respuestas que serán el punto de partida de un camino, de una intersección, de un punto de inflexión, o quizás de esos pasos que damos día a día por avanzar.

Este concepto de tener un propósito de vida nos lleva hasta el IKIGAI, un concepto que en las islas de Japón ha permitido a su gente vivir muchos años, el secreto es que viven con plenitud.

La plenitud viene de la mano de gozar con totalidad e integridad, de nada sirve si tímidamente decidimos aprovechar a medias un día de sol, de lluvia, de trabajo, de amistad o de familia.

Cuando intentamos disfrutar cada momento al máximo, posiblemente aparezca la plenitud a esbozar una sonrisa en nuestro rostro. En gran parte su aparición depende de la búsqueda personal que cada uno hace o se propone en el afán de sentirse mejor con los demás y con uno mismo

En lo simple y en lo sencillo podemos encontrar la respuesta, o en esos minutos en los que permitimos que el reloj se detenga y disfrutamos de la compañía de quien está a nuestro lado, o simplemente nos encontramos con ese yo interno, y comenzamos a vislumbrar esa sensación de plenitud.

Y nos acercamos a la plenitud cuando la entrega es total. En cualquier orden de la vida cuando se da desde el corazón, con compromiso, esfuerzo y tesón, desde lo mejor de sí, surge entonces una sensación muy grata que se relaciona con el deber cumplido.

Ese deber que diferirá en cada uno de nosotros, porque no hay recetas mágicas, pero sí hay respuestas personales, únicas, que nos definen, nos caracterizan en esa búsqueda incansable que cada ser humano realiza desde el comienzo de su vida.

En la mirada cargada de amor, en la sonrisa del agradecimiento surge la gratitud que es parte de ese sentirse plenos, satisfechos en paz y armonía.

No es sencillo lograr períodos de equilibrio, pero en la medida que caminamos desde el cambio de valoración de las cosas que hacemos día a día, es más fácil aproximarse a encontrar eso que todos buscamos y anhelamos, que es la plenitud.

Algunas personas andan por la vida, golpeando puertas, esperando que alguna se abra para sentirse satisfechas y complacidas, sin entender que la verdadera puerta la abrimos nosotros mismos al trascender lo que en realidad no es la esencia de una mirada o un problema

Y existe un proverbio japonés que dice que “sólo en la actividad desearás vivir cien años”. Mientras nos sintamos útiles, capaces de crear, de soñar, de colaborar con quien tenemos a nuestro lado tendrá un sentido nuestra vida, nuestro camino.

¿Cuándo, dónde y cómo llega la plenitud?

Llega en el momento menos esperado, posiblemente cuando aprendemos a superar esas barreras que enfrentamos a diario. El lugar más indicado siento que es el corazón o el alma de cada ser, es decir ese rinconcito en el que a la tibieza es posible acariciarla y sentirla. El modo de llegar dependerá exclusivamente de cada uno, de lo que busquemos o anhelemos para sentirnos plenos, satisfechos, activos, llenos de vitalidad y energía.

Andrea Calvete

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