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SOLES DE DOLORES Y AUSENCIAS

Soles de dolores y ausencias lo  traspasan,  enfrentan, sacuden , y sin saberlo encuentran esa llave mágica para ingresar al umbral en el que el dolor se asoma a la luz.

Allí nos encontramos en un pozo, presos de nuestras ataduras, esclavos de nuestros miedos, rehenes de lo que sucedió y nos dejó una herida, entre medio de palabras sin sentido, como si ardiéramos entre las llamas. Bajo ese fuego se aceleran las pulsiones más profundas y es posible que afloren muchas alternativas, estará en cada uno ver a qué le da cabida.

Las ausencias se clavan en el alma, los vacíos nos marean con su sabor agrio y los desengaños nos humillan con su presencia insolente. No faltan los amores tóxicos que asfixian a quien intenta tomar un poco de aire fresco, mientras los halagos efímeros saben a mentiras. Por allí pasan las decepciones y se trepan a nuestros hombros, y la marcha se dificulta. Sin embargo, hay una llave mágica que es la que permite abrir ese umbral en el que es posible vislumbrar una salida.

En la era de las recetas mágicas parece haber una solución para todo, un remedio que todo lo cura, así en cualquier supermercado encontramos góndolas llenas de soluciones vacías. Del mismo modo, están atestados los consultorios de especialistas que intentan amortiguar esas caídas propias del andar.

El dolor ha estado presente en la vida de los seres humanos desde el comienzo de los tiempos. Sin embargo, parecería que es momento de no sufrir porque en ese paquete hedónico que ingresa por los poros poco lugar queda para insertarnos a analizar lo que nos pasa.

Resistir el dolor es perpetuarlo, es alargar la agonía, transitar por él, experimentarlo, sentirlo para superarlo, pero no a cualquier precio. Cada cuál debe ser consciente que nada es gratis en esta vida, cada elección tiene un costo que debemos estar dispuestos a asumir.

La sensibilidad al dolor en el hombre es variable. Según explican los especialistas, una de las teorías más aceptadas es la “teoría del control de entrada”, según la cual una “puerta neurológica” situada en la médula espinal regula la transmisión de los impulsos dolorosos hacia el cerebro. Los estudios del alivio del dolor indican la existencia del efecto placebo, ya sea a través de alguna medicación específica, ejercicios de meditación, concentración, o cualquier tipo de actividad expresiva

Es paradójico que el sufrimiento y el dolor generen algo hermoso. Pero el ser humano a través del talento y la sensibilidad, logra ese efecto placebo a través de la realización de una obra, en la que muchas veces consigue rescatar lo más bello de la vida, aún en las situaciones más difíciles, porque en el fondo el amor a la vida todo lo puede. También el arte es una expresión del dolor, un reivindicador de la palabra y de las injusticias, un aliado que se manifiesta y pretende hacer catarsis.

Quizás todos los seres humanos tengamos este don incorporado, y podamos del dolor sacar algo positivo, o algún tipo de aprendizaje que nos permita crecer y no hundirnos todavía más, porque aún en los momentos duros, la vida nos puede dar una segunda oportunidad. Por eso, ilusión y esperanza son dos ingredientes fundamentales para que los acontecimientos grises y oscuros se transformen en coloridos y brillantes.

Soles de dolores y ausencias lo traspasan, lo enfrentan, lo sacuden, y sin saberlo encuentran esa llave mágica para ingresar al umbral en el que el dolor se asoma a la luz.

Andrea Calvete

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